Sinfónico 24

Doscientos dos folios constituyen el testamento musical de Manuel de Falla, una cantata escénica que habría sido su obra más grandiosa si las dudas, su declinante salud y el exilio no le hubieran impedido culminar más de dos décadas de trabajo dedicadas a esta hermética obra. Descifrada, reelaborada y completada hasta en tres ocasiones por su discípulo Ernesto Halffter, La Atlàntida permanece, como hemos recordado al inicio de esta temporada, indisolublemente ligada a la historia del Auditorio Nacional de Música desde su inauguración en octubre de 1988. La muerte de Wagner sorprendió a Bruckner durante la composición del Adagio de su Séptima sinfonía. Una leyenda apunta a que esta noticia motivó la inclusión de un discutido golpe de platillos en el clímax de este movimiento, aunque testimonios más fiables señalan como homenaje la intervención durante los compases finales, a modo de «despedida», de las tubas wagnerianas y las trompas. Marcado por la pérdida, este Adagio de colosales proporciones emprenderá así el camino hacia la Eternidad que seguirán, a modo de testamento bruckneriano, los Adagios de sus dos últimas sinfonías. Sirva como homenaje a todos aquellos que no han podido compartir junto a nosotros esta temporada.